En el área de Valores trabajamos, entre otras cosas, con cuentos.
Intentamos que el alumnado viva a través terceras personas experiencias en las
que se puede ver reflejado, las comentamos y analizamos y buscamos otras
similares que hayan vivido de manera similar. Una vez hecho esto, expresan
mediante el dibujo la situación que refleja el cuento y la vivida por ellos.
Los niños y niñas de estas edades suelen ser recelosos
ante nuevas situaciones, suelen pensar que no son capaces de realizar nuevos
aprendizajes, suelen tener mucho miedo al fracaso. Es más, muchos sufren el
fracaso sin ni siquiera intentar hacer. Por eso en esta ocasión el cuento
trataba del optimismo y por el ende del pesimismo.
Nos vamos dando cuenta de que hay que experimentar para
poder aprender y es mejor pensar que puedo ser capaz de hacer algo antes de
ponerme a llorar o negarme a realizar un trabajo, por difícil que parezca. Eso
sí, asegurándome y sin ser demasiado audaz. Si no lo hacemos bien a la primera, no pasa nada y si no nos sale hoy, tampoco, ya nos saldrá mañana. El error es la base de un nuevo aprendizaje.
Dice un proverbio chino: “El que teme sufrir, sufre de
temor”. O como yo les digo, “¿Te has puesto las gafas de ver bonito esta
mañana? Pues límpialas bien y a disfrutar.
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